Las segundas partes siempre fueron buenas

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Ya estamos a unos 25 minutos de entrar a la segunda mitad del año y dentro de otras 26 semanas estaremos a 25 minutos de empezar un año nuevo. Qué rápido pasa el tiempo. Recuerdo como si fuera ayer cuando estaba celebrando mi cumpleaños en una fiesta de esas que no le deseo a nadie, neta. Aunque no es el peor cumpleaños de mi vida (el peor fue cuando traía una apolla del tamaño del Estadio Azteca en la planta del pie, producto de unos patines que me quedaban mal y mi necedad por usarlos de cualquier forma) si fue algo bien raro, con invitadas e invitados desconocidos que fueron más del 70 % de la asistencia y algo que fue la gota que derramó el vaso entre una amiga y su servidor. Qué cosas! También recuerdo mi viaje a Morelia y la paseada por el Lago de Pátzcuaro, y por supuesto, mi primera vez en Xochimilco. La huelga en la UAM; el último lugar del América; el vino con chela; el accidente de uno de mis mejores amigos y algunos otros subeybajas de esos que tiene la vida. Qué rápido se pasa el tiempo! ya no es la misma gente ni el mismo lugar ni las mismas cosas, todo tiende a cambiar en mayor o menor medida y para bien o para mal menos el paso constante del tiempo.
No ha sido la mejor ni la peor primera mitad de año que he vivído pero creo que ha sido una en la que más cosas he aprendido.
Esperemos que la segunda mitad esté mucho mejor.

A leer

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Hace un par de días recibí uno de esos correos reenvíados que suelen mandar algunas personas pero esta vez no se trataba de la clásica que cadena que hay que seguir para conservar los testículos o terminar en la cama con la chica de tus sueños era algo más interesante y que de verdad desconocía por completo.

Y es que cuando entra a una librería normalmente buscando algo que nos encargarón en la escuela o simplemente alguna recomendación de un buen amigo uno no se puede imaginar cuál es el destino de todos aquellos libros que se quedan ahí, huerfanitos sin hogar y haciendo bola en las bodegas de las librerías. Desconocía que estos huerfanitos no pueden ser donados y peor aún que las editoriales que deseen hacer el donativo deberán pagar impuestos por lo cual les sale más barato triturarlos, desaparecerlos y darle cabida a los nuevos.

Buscando disminuir esta problematica se llevará a cabo el Segundo Gran Remate de Libros del 24 al 29 de junio próximos en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México de las 11:00 a las 19:00 horas.

Yo andaba buscando qué leer y creo que este evento será un buen pretexto para regresar con dos o tres (o más) libritos.

Vía El Universal

¡gracias a Sara por el dato!

Discos y gente

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Me acuerdo del primer disco que compré.
Iba en la prepa 4. Debió ser en quinto porque ya conocía a Garnica, fan de los Beatles y con quien conviví algunas veces en áquella escuela. Fuímos saliendo de clases, caminando por las calles de Tacubaya para llegar al metro y de ahí a Insurgentes.

Lo compré en el Mixup de la Zona Rosa ante la indecisión de comprar ese o el álbum blanco, finalmente me decidí por el Sargent Pepper's y nunca me arrepentí. Me gustó tanto que me quedé escuchándolo toda la tarde pensando que había valido la pena no asistir a la primer convención de Star Wars en el parque Naucalli. Todavía tengo fresca la impresión en mi memoria, la gabacha sony que mi papá se ganó en una rifa, el cuarto con el techo de lámina y Sargent Pepper's sonando como si fuera en vivo ¡Maravilloso CD!

Luego compré un disco de Beethoven del cual tengo un buen recuerdo. Me ayudó en algunas tardes de estudio a hacer ameno el momento y aunque lo escuché pocas veces aún lo conservo como un bonito recuerdo. Me costó 50 varos en el Gigante de por mi casa.

Después vino el Ixnay on the hombre y el Conspiracy of one en un mismo día. De ambos no tengo recuerdo del primer día, pero me traen recuerdos de esa época preparatoriana, de las tardes jugando Dreamcast, del Crazy Taxi y de la primera vez que supe lo que era tener tele de paga... chingomil canales y nada bueno que ver.

Luego compré el disco de Gorillaz y el segundo de ellos lo compré junto con el X&Y de Coldplay. Con él, me acuerdo de ella. Tenía tiempo de no verla y por alguna razón que prefiero omitir en este post, en la época que acostumbraba verla más seguido le puse atención a esa música, tanto que terminó por gustarme y me volví casi fan. Fué una tarde de café, de andar por mis rumbos y los suyos y de quedarse con las ganas de decir algo más que el clásico: "me alegra que te esté yendo muy bien".

Curiosamente, hoy acabo de escuchar el nuevo disco de Coldplay. Curiosamente encontré gracias a la magia del mensajero instantáneo a esta otra persona a la que llamaré X. Curiosamente me quedo con la misma sensación de áquella tarde del X&Y en su celofán y aunque ahora ya no son CD's, seguramente guardaré este recuerdo de tarde lluviosa donde escuché Viva la vida or death and all his friends.

PD: Casi no tengo discos.